A todos nos seduce la
idea de tener una casa bonita, un lugar
al que llegar cada noche y sentirse bien, en paz.
Al fin y al cabo, nuestra
casa debería ser nuestro refugio y por eso no hay
decoraciones buenas o malas, sino la que a cada persona o familia le funcione.
Los colores son uno de
los elementos más importantes en decoración a la hora de conseguir
ambientes, ya sean fríos, cálidos, eclécticos o acogedores. Las tonalidades
pastel, rosas, nude, verde-agua, son colores que no
fallan. Apostar por ellos es ir a lo seguro y el resultado es un dormitorio o
salón muy cálido. Si en la estancia hay luz natural, esta potenciará aún más la sensación
de calidez.